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Un tributo a Pastora Pavón “La Niña de los Peines” (1890-1969)

El hecho de que ahora, en el 2004, “La Niña de los Peines” haya sido declarada Bien de Interés Cultural de Andalucía, que su obra completa se haya recogido en trece compactos con DVD interactivo y libro complementarios y que un dilatado congreso titulado “Pastora y su tiempo” esté programado para el mes que en Sevilla, da idea de la magnitud de esta artista.

Para recordar a Pastora, Deflamenco ofrece el siguiente perfil escrito por la profesora Anita Volland en la ocasión de la muerte de la mítica cantaora hace 35 años. El último invierno, después de una larga enfermedad, finalmente falleció Pastora Pavón, la más grande de las cantaoras. La legendaria "Niña de los Peines", amiga íntima de los grandes flamencos, conocida de príncipes, adoración de los aficionados, ya no existe más. Con ella también murió otra parte de esa memoria menguante de la "Época Dorada" del Flamenco, la era de los grandes artistas y las grandes personalidades, entre los que ella fue, seguramente, la primera. Era de Sevilla y, en el más puro estilo sevillano, ardiente y colorido, vivió su rica y variada existencia.Pastora nació de padres gitanos en una oscura calle del barrio San Román de Sevilla, cuya parroquia solamente se distinguía entonces por poseer una imagen de la Virgen de los Gitanos. Casi toda su vida transcurrió en su ciudad natal. De jovencita, junto a su hermano Tomás, comenzó a cantar profesionalmente en tabernas, primeramente en Sevilla, y luego en varias ciudades del norte. Pastora se convirtió en un éxito fenomenal y eventualmente ingresó al dinámico mundo del Café Cantante. Se especializó principalmente en tangos y se dice que su apodo de "Niña de los Peines" provino del famoso tango "Péinate tú con mis peines", con el cual se la asociaba en esos primeros años. En su juventud Pastora conoció de manera íntima a la mayoría de los grandes cantaores de la primera parte del siglo, y su prolongado amorío con Manuel Torre dejó una profunda impresión en su cante.En su apogeo, el nombre de Pastora era sinónimo del mundo colorido y de mala fama de la Alameda de Hércules. Ahora un barrio de tercera, con las que fueron grandes mansiones en un estado lamentable, la Alameda era el centro de la alegre vida nocturna de Sevilla y el último reducto del ya mítico mundo andaluz de la juerga, el cante y los toros. En este ambiente, el gusto ostentoso y el espíritu exuberante de Pastora se encontraban como en casa. Poco atractiva, deslumbraba a todos con su orgullo y su confiada presencia, con la brillantez de su sonrisa y, desde luego, con su cante.En 1933 "La Niña" y el famoso cantaor Pepe Pinto contrajeron matrimonio en el más puro estilo sevillano, es decir, a los pies de la Virgen de la Macarena. Seguiría a su lado hasta que Pepe falleció, poco antes de su propia muerte.

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